gracias peri por preguntar

Primero lo primero. Gracias a todos por sus saludos cumpleañísticos. Lo pasé muy bien, en familia, a las corridas porque se me ocurrió cocinar para 11 personas y con una bebita de dos meses y medio que pide teta cada dos horas es un poco complicado. Una lástima que Joaqui se quedara dormido antes de la cena y no puediera estar cuando soplé las velitas. Recibí muchos regalos, entre ellos dos libros sobre bebés y maternidad (gracias Nahualito y Sra.!) que me sorprendieron desde el primer momento. Abro uno de ellos en una hoja al azar, y veo que el capítulo se llama "Cuando sientes que te estás derrumbando". Casualidad?

Y como todo tiene que ver con todo, empalmo con mi post anterior. En lo personal creo que hay dos tipos de madre, a las que les sale todo de taquito y las que van a los ponchazos. Yo claramente entro en el segundo grupo, pero estoy tratando de convencerme a mí misma de que equivocarse, sentirse superada, llorar, levantar la cabeza y seguir adelante no tiene nada de malo. La cagada es que no todos los días lo tengo tan claro como hoy, ja.

Creo que estoy un poco mejor. Esto del puerperio tiene altos y bajos, hay días en los que estoy lo más bien y otros en los que mejor desaperecer. Pero por suerte últimamente vienen ganando los primeros. Supongo que habrá ayudado el hecho de encontrar departamento (ah, no sé si les conté que como si fueran pocas las cosas que me fueron pasando este último tiempo ahora para rematarla me tengo que mudar), que me compré unos jeans por $79 cada uno que me hicieron deshacerme de las babuchas con pelotitas y sentirme mejor conmigo misma, (ni hablar de usar mi ropa pre embarazo, no no) y definitivamente los comentarios de todas ustedes. Por momentos sigo sintiendo que dos hijos son mucho trabajo (cosa que de hecho es así), pero no me agarran los ataques de llanto y los brotes de "nopuedocontodoenquemomentodelucidezsemeocurrióbuscarotrohijo". Me siento bien conmigo misma por poder decir que estoy mal, por reconocer que no soy la mujer maravilla.

Así que así vamos, a los tumbos. Como la vida misma.