mi mamá dice que parece de varón

martes, 27 de abril de 2010

Y finalmente lo usó.

puérpera

lunes, 26 de abril de 2010

Hace un mes que no me arreglo las manos, que no me pongo cremas ni perfume. No me reconozco en mi cuerpo, no puedo ni verme al espejo. Lloro porque Joaquín se porta mal, me siento responsable y mala madre (Cory no sos la única). Tengo la casa hecha un desastre, no puedo organizarme mentalmente, lo único que quiero es dormir. Así estoy, más o menos.

big brother

martes, 20 de abril de 2010

Está yendo al colegio en combi. (Se animó.)

Se le cayó una paleta. (Y se la tragó.)

Yo no sé, pero posta que este pibe está gigante.

tomando ritmo

miércoles, 14 de abril de 2010

Digamos que estamos arrancando la vida normal. Pablo volvió a trabajar y yo estoy en casa, de ama de la misma y madre full time. Esta bueno, pero tengo que reconocer que no termino de disfrutarlo pensando en que en breve tendré que volver a trabajar. En breve es en julio, pero con un bebe ese tiempo es muy poco.
Hace un rato volvimos de la pediatra, es increíble lo importantes que se vuelven un par de números cuando se refieren al peso de un hijo recién nacido. Y más cuando la lactancia te cuesta un huevo y la mitad del otro. Ahora Sofi duerme y yo tengo una tranquilidad envidiable.
En otro orden de cosas Joaquín está creciendo a pasos agigantados. Lo veo y casi que no lo reconozco. Le cambió la cara, está cambiando su manera de hablar (cosa que no me gusta, pero bue) y en el colegio ya está por aprender las centenas. WOW. Mientras tanto yo tomo mate y trato de disfrutar de ver a mis hijos crecer, total el tiempo no lo puedo detener.

4

sábado, 3 de abril de 2010

Bueno, por dónde empiezo? Ah, ya sé. Nació Sofía! El 21 de marzo y tras un trabajo de parto rapidito nació la Cuqui, con 3,280 kg, mucho pelo y unos dedos kilométricos. Qué puedo decir? Que es hermosa, que se porta bien y que de mí no tiene nada, es igualita igualita al padre. Todavía estamos en período de conocernos mutuamente (acaso ese período termina alguna vez?) pero creo que vamos bien. El padre es lo más, la cambia, le saca los mocos, se queda despierto cuando a la gorda la cuesta dormirse para que yo pueda descansar, me trae agua a las 3 de la mañana cuando dando la teta siento que necesito tomarme toda el agua del mundo... no me puedo quejar. Ni un poco. Y sé que recién pasaron (casi) dos semanas. Pero lo conozco y sé, o espero, que esto no es cuestión de los primeros días. Y el hermano... bueno, para el hermano tendría que preparar un post aparte, pero intentaré resumir.

Cuando aún embarazada me imaginaba el momento de parir tenía la ilusión de que el primero en ver a Sofía (después del padre que iba a estar en el parto) fuera Joaquín. Claro que fue imposible, porque al momento de pasar de la sala de partos a la habitación no sólo estaba Joaquín esperando sino además mis padres, mi suegra, etc. En cuanto me vio venir en la silla de ruedas el enano vino corriendo por el pasillo a darme besos y abrazos. Entré a la habitación y a los pocos minutos llegó ella en su cunita transparente. Joaquín se acercó, la miró, le tocó la manito y vino corriendo a abrazarme, llorando a mares, diciéndome lo linda que era. Joaquín lloraba de felicidad. De felicidad auténtica. Un nene de 7 años. Instantáneamente eramos dos llorando, abrazados, sin decirnos nada. Sin dudas el momento más feliz de mi vida.

Pasamos dos días en el sanatorio y llegó el momento de volver a casa. Pero el regreso no fue como lo habíamos imaginado. La noche del mismo día que nos dieron el alta tuvimos que volver al sanatorio porque Sofi se ahogaba, estornudaba mucho y le empezamos a escuchar unos moquitos en la nariz. Esta ida al sanatorio se repitió día tras día durante una semana, con análisis de sangre, placas de tórax y posibilidades de internación si los mocos se transformaban en una bronquiolitis. Fueron días devastadores, de llorar todo el tiempo, de rezar y pedir. A mí se mezclaba el dolor del alma, de ver a mi chiquita con un catarro horrible, con el dolor físico de los puntos, del postparto, de la bajada de la leche. Era demasiado. Por eso me guardé y no escribí hasta hoy.

La Cuqui está mucho mejor. Los bronquios están prácticamente limpios y los mocos que le quedan están sólo en la nariz. Todavía falta, pero estamos más tranquilos.

Joaquín está un poco celoso, de repente tiene que compartir la atención con su hermana y es algo nuevo. Pero yo sé que es cuestión de tiempo. Ya nos vamos a acomodar.

Pablo y yo seguimos recuperándonos de unos días turbulentos que jamás vamos a olvidar. La imágen de mi hija de 3 días con una aguja clavada en el brazo es algo que nunca se me va a borrar. Pero tampoco voy a olvidarme nunca la fuerza que demostró mi hija con sólo horas de vida.

Les dejo algunas imágenes.