orgullo blogga

viernes, 28 de enero de 2011

Ahora también escribo acá:


Ah, y me voy de vacaciones, nos vemos a la vuelta.

genes

miércoles, 19 de enero de 2011

La miro y no entiendo. No para, ni un segundo. Gatea, se para, se sienta, grita, aplaude, pega, habla, saluda. Le pregunto a mi mamá y a mi papá si yo era así. Me dicen que no, que nunca vieron un bebé tan inquieto. Es obstinada, no le gustan los límites. Va una y otra vez a buscar el juguete del perro, por más que le digas que no. No sabe aún lo que es el miedo, la precaución, pese a que se ha dado varios golpes. Por momentos me agota, con su carácter fuerte y definido, con su energía avasalladora. Hasta que charlando con el padre, me cuenta de sus caídas, de los árboles a los que se trepaba de niño, de la vez que salió volando de la bici, de la vez que se cayó de un techo, de la medianera. De lo inquieto que era, de sus movimientos toscos, de su perseverancia en hacer cosas arriesgadas. Entonces entiendo todo. Está en los genes.

Ilustra este texto Sofía intentando pararse sola con casi 10 meses.

Ahora mientras nadie se da cuenta voy a intentar pararme. Hoy es el día.
Me hago la que estoy buscando hormigas por acá...
Ahora me agarro de acá, así.
¿Me estaban mirando a mí?
Si apoyo la mano acá y trato de levantarme ya estoy eh.
¡Eeeepa! O tomé un poco de más o tan fácil no era esto che.
Ahhh, ahora sí. Piece of cake.

lunes, 17 de enero de 2011

Cuando de la nada conocés gente con la que tenés tantas cosas en común, con la que podés hablar de cualquier cosa, o peor aún, gente a la que extrañás si no ves cuando hace dos meses ni sabías de su existencia, quiere decir que tan mierda la vida no es.

capaz que no se entiende

jueves, 13 de enero de 2011

A veces me enorgullece más ser tan distinta de los que no quiero, que parecerme a los que sí.

maternity contest

lunes, 3 de enero de 2011

Amo a mis hijos y como Nazarena, haría todo por ellos. Tendría algunos más (si me ganara el Quini) y sin dudarlo me dedicaría a ellos todo el tiempo que mi salud mental me permitiera. Disfruto de charlar con amigas madres, de que nuestros hijos jueguen y crezcan juntos. Pero si hay algo que me rompe las bolas de la maternidad es la competencia. La pelea feroz por tener el hijo que hace las cosas más rápido, o mejor.

¿Camina ya Sofi?
¡No! ¡Tiene 9 meses recién!
Ah, mi hija más chica caminó a los 8.

Joaco hace deportes, ¿no?
Sí, va a la escuelita de fútbol del campo de deportes municipal.
¡Mirá qué bien! Los míos hacen rugby en el CASI y polo en la Ellerstina Junior desde los 3 años.

¿Y tiene algún dientito tu gorda?
¡Sí! Está cortando dos.
Ah, mi nene ya tiene cinco.

¿A qué jardincito la mandás a tu nena?
Al Pirulito que queda sobre la calle Mengano.
Ah, mirá que bien... Al mío lo mando al School of Extremely Intelligent Babies. Aprenden inglés y francés desde los 45 días. A partir del año también aprenden chino, que viste que China ahora es potencia.

¿Dónde es el acto de fin de año de Joaquín?
En el Coliseo, viste el de Marcel....
Sí, sí. La de Josecito es en el Colón.

A todas esas madres que se crucen y se cruzan diariamente en mi camino les digo aléjense, es por su bien. No me interesa que a mis hijos les crezcan las muelas de juicio a los 6 meses, hagan el MBA en tercer grado o dejen los pañales a los 15 meses.