momento de frivolidad

Tengo debilidad por las carteras y los zapatos, lo confieso. Por lo general en mi lista de prioridades hay otras cosas antes, como el alquiler y las expensas, o jeans para Joaquín que pegó tal estirón (frase de abuela a full) que ya todo le queda tipo pescador. También se cuelan cosas innecesarias o por lo menos no menesteres, como el taladro percutor que me ha hecho tan feliz, pero que obviamente podía esperar. Y al final de la listita, allá abajo, quedan mis zapatos y mis carteras. Muestra de eso son las botas que estoy usando, que tienen agujeros en las puntas (posta) y que de colgada jamás llevo al zapatero. Y así sigo mi vida. Pero cada tanto fantaseo con tener mucho dinero para gastar en una tarde de shopping y poder comprarme con sólo unos dos mil pesos, estas dos cosas: